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Registro Mercantil

Partiendo de la base de que, la Due Diligence tiene como finalidad el identificar y evaluar tanto los riesgos como oportunidades reales para el comprador previo a una transacción importante, es menester adentrarnos en las fuentes de la información. Dicho de otra forma, al tratarse de información clave para el cliente la fuente de la que proceden los datos es de magna relevancia.  

Una buena parte de la información utilizada para llevar a cabo este proceso de investigación es extraída del Registro Mercantil. Pero, ¿qué entendemos por Registro Mercantil?

El Registro Mercantil es un organismo público encargado de llevar, valga la redundancia, un registro público de las actividades comerciales. En España, el Registro Mercantil está conformado de Registros Mercantiles territoriales y por el Registro Mercantil Central.

Los primeros están establecidos en todo el territorio español en las capitales de provincia, además de en otras ciudades como Ceuta, Melilla, Maón, Eivissa, Santiago de Compostela, Arrecife, Santa Cruz de la Palma, Puerto del Rosario, Valverde, San Sebastián de la Gomera. En cuanto al Registro Mercantil Central, tiene su sede en Madrid y se encarga de registrar, certificar y dar seguridad jurídica a todos los actos que realicen entidades jurídicas y personas físicas.

La principal función del registro es la inscripción y publicidad de los actos y documentos relacionados con la vida de las empresas, como constituciones, aumento o reducción de capital, modificaciones estatutarias y/o estructura del consejo de administración, balances anuales, disoluciones, concurso de acreedores, fusiones, y demás actos jurídicos relevantes para el ámbito mercantil.

El origen del Registro Mercantil español se remonta al siglo XIX con la creación del Código de Comercio de 1829, durante el reinado de Fernando VII. Dicho código estableció la obligatoriedad de inscribir en un registro público los actos y contratos relacionados con empresas y comercio, en general.  

No obstante, el verdadero impulso al Registro Mercantil español se produjo con la emisión de la Ley de Sociedades Anónimas de 1951. Esta ley estableció la necesidad de que las sociedades anónimas inscribieran sus estatutos, entre otros documentos, en un «Registro público». Este registro público, más adelante, pasó a denominarse Registro Mercantil, como lo conocemos actualmente.

Posteriormente, con la promulgación del Código de Comercio de 1885, se consolidó y se reguló de manera más detallada la organización y funcionamiento de los registros mercantiles en España. Este código de derecho mercantil instauró las bases para la creación de los registros mercantiles territoriales, así como las funciones y competencias de los registradores mercantiles. Desde entonces, el Registro Mercantil español ha experimentado diversas reformas y actualizaciones normativas para adaptarse a los cambios en el ámbito empresarial y legal.

Hoy por hoy, sigue desempeñando un papel fundamental en la vida jurídica y comercial de las empresas y se encuentra bajo el paraguas del Ministerio de Justicia. Cada uno de los registros que lo integran es gestionado por uno o varios funcionarios y operan bajo la supervisión del Colegio de Registradores de la Propiedad y Mercantiles de España.

Al tratarse de un organismo que permite el acceso público a la información sobre las empresas y sus actividades, todo el mundo puede acceder éste, facilitando la transparencia y la seguridad jurídica en las relaciones comerciales. En este sentido, cabe añadir que no todos los registros mercantiles europeos recogen o dan acceso a la misma información que el español.

¿Y tú? ¿Qué importancia le das a las fuentes oficiales? ¿Como de relevante es para ti el origen de la información que te llega? Desde Grupo GAT, recomendamos verificar que las fuentes de donde sacamos la información sea lo más veraz posible. 

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