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La Corrupción Trasnacional

El pasado mes de noviembre el departamento de Justicia de Estados Unidos llegó a un acuerdo con Telefonica Venezolana C.A en Venezuela, teniendo esta última que pagar 80 millones de euros para cerrar la investigación de una trama de sobornos a funcionarios del gobierno venezolano.

Esta investigación fue llevada a cabo respondiendo a la Ley de Prácticas Corruptas en el extranjero de la FCPA (Foreign Corrupt Practices Act) a través de la cual quedan prohibidos los sobornos a funcionarios en el extranjero para agilizar cualquier tipo de transacción comercial.

En este caso la empresa recurrió a ‘’mordidas’’ para favorecer su participación en una subasta de divisas que les permitiría cambiar de bolívares a dólares, lo cual es altamente ventajoso considerando la actual crisis de Venezuela. Además del fuerte desembolso monetario, la empresa decidió finalizar su relación contractual con el exconsejero delegado de la filial, que se encontraba trabajando en otra empresa del grupo durante la investigación.  

Noticias como esta evidencian la necesidad e importancia de protocolos y procedimientos orientados a combatir la corrupción dentro de las organizaciones. En este ocasión, la corrupción traspasó fronteras, convirtiéndose en un caso de corrupción transnacional que afectó tanto económica como reputacionalmente al gigante de las telecomunicaciones.

Pero ¿en qué consiste la corrupción transnacional? Este término abarca todas aquellas prácticas corruptas cuyo principal distintivo es que involucran a actores de diferentes países. En cuanto a empresas y directivos se refiere, las formas más comunes de estas prácticas son el lavado de activos, soborno de funcionarios públicos, manipulación de normativas o licencias y tráfico de influencias.

Es difícil hablar con seguridad del primer caso de corrupción transnacional, pero uno en concreto tuvo el suficiente peso como para implantar la Ley de Prácticas corruptas en el extranjero mencionada anteriormente. En los años setenta se dio a conocer el caso de corrupción del fabricante de aviones Lockheed Corporation, que sobornó a ministros de otros países como Italia, Países Bajos y Japón para ‘’garantizar’’ contratos de venta de aviones y equipos militares. El senado estadounidense hizo las pesquisas respectivas y terminó confirmando que la empresa pagó un aproximado de 22 millones en sobornos a funcionarios de distintos puntos del globo.

La corrupción transnacional ocurre como un intento de obtener ventajas económicas o políticas con respecto a otros actores del mercado y, por lo general, es más frecuente cuando las empresas buscan expandirse a mercados internacionales. Siendo más específicos, en territorios cuya principal característica son los sistemas políticos inestables y/o la crisis económica.

En cualquier caso, la falta de regulaciones eficaces y la poca solidez de algunas instituciones son caldo de cultivo para la corrupción transnacional.

Siendo la corrupción transnacional un concepto tan complejo, los involucrados no en todos los casos son empresas y funcionarios corruptos, a veces pueden estar envueltas también organizaciones criminales. Los carteles de droga como el de Sinaloa, que actualmente tiene presencia en más de cuarenta y cinco países, han sobornado a funcionarios de distintos puntos del planeta para facilitar el tráfico de droga.

Otro ejemplo son las organizaciones de trata de personas, quienes también recurren al soborno a las autoridades para que ‘’aparten la vista’’ y convirtiéndolos en cómplices de estes redes criminales.

Por suerte, existen instituciones cuyo origen se centra específicamente en combatir la corrupción y el crimen organizado y que operan tanto a nivel regional como a nivel estatal. En España esta institución se denomina Fiscalía Especial contra la corrupción y la criminalidad organizada y depende directamente del ministerio de Justicia.

Denunciar los actos de corrupción y la cooperación internacional son clave para la erradicación de este tipo de prácticas y se debe acudir con evidencia suficiente a las autoridades competentes.

Desde Grupo GAT abogamos por el cumplimiento normativo y resaltamos la importancia de la concienciación sobre la corrupción, así como la implementación de políticas y procedimientos para erradicarla.

El establecer una relación comercial con aquellos que estén ligados de manera directa o indirecta a prácticas corruptas es perjudicial para las empresas y su imagen. La detección de este potencial riesgo a través de una investigación exhaustiva es posible gracias a los servicios de Due Diligence.

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